Locuras
No piso las líneas.
Sé exactamente qué ritmo debo llevar para caminar desde la entrada de San Joaquín hasta las salas N sin pisar las líneas e ir mirando al frente. También desde las N hasta la sala de estudio de Física. No me gusta chocar con la gente... pero si choco, trato de no tocar las líneas tampoco. Si estoy apurada, puedo correr sin pisarlas... a menos que sea mucho el apuro y vaya pensando en otras cosas.
Cuento los pasos y los escalones.
Habían más de 1000 pasos desde la puerta de la casa de mi tía hasta vespucio. Hay 106 escalones desde la entrada del metro hasta el andén. Hay (creo) 112 escalones en la escalera gigante de Reñaca. Siempre cuento... pero se me olvidan al ratito los número que cuento. O simplemente pierdo la cuenta... no es importante el número en sí, pero no puedo dejar de contar.
Es horriblemente tentador subirme a las vereditas que están sobre el nivel de la acera... me voy equilibrando al igual que cuando niña iba de la mano de mi papá o de mi mamá...
Todos los cuadernos de la universidad los tengo escritos con letras negras; los títulos, enunciados y recuadros de fórmulas importantes van en azul. A veces ando sin lápiz negro y me desespero... incluso a veces prefiero no escribir y después pasar al limpio como corresponde. Azul y negro. lápiz pasta Pilot punta fina. Si no hay de ése, no compro.
No me como las uñas, pero me saco pelos... me los tiro hasta q salen, vaya a saber uno porqué, simplemente lo hago, aunque estoy plenamente conciente de que me estoy dejando la embarrada en la cabeza que ya parece un nido.
Y un par de manías menores...
¿No estoy loca, o sí?