MIRADA

26.3.06

Locuras

No piso las líneas.
Sé exactamente qué ritmo debo llevar para caminar desde la entrada de San Joaquín hasta las salas N sin pisar las líneas e ir mirando al frente. También desde las N hasta la sala de estudio de Física. No me gusta chocar con la gente... pero si choco, trato de no tocar las líneas tampoco. Si estoy apurada, puedo correr sin pisarlas... a menos que sea mucho el apuro y vaya pensando en otras cosas.

Cuento los pasos y los escalones.
Habían más de 1000 pasos desde la puerta de la casa de mi tía hasta vespucio. Hay 106 escalones desde la entrada del metro hasta el andén. Hay (creo) 112 escalones en la escalera gigante de Reñaca. Siempre cuento... pero se me olvidan al ratito los número que cuento. O simplemente pierdo la cuenta... no es importante el número en sí, pero no puedo dejar de contar.

Es horriblemente tentador subirme a las vereditas que están sobre el nivel de la acera... me voy equilibrando al igual que cuando niña iba de la mano de mi papá o de mi mamá...

Todos los cuadernos de la universidad los tengo escritos con letras negras; los títulos, enunciados y recuadros de fórmulas importantes van en azul. A veces ando sin lápiz negro y me desespero... incluso a veces prefiero no escribir y después pasar al limpio como corresponde. Azul y negro. lápiz pasta Pilot punta fina. Si no hay de ése, no compro.

No me como las uñas, pero me saco pelos... me los tiro hasta q salen, vaya a saber uno porqué, simplemente lo hago, aunque estoy plenamente conciente de que me estoy dejando la embarrada en la cabeza que ya parece un nido.

Y un par de manías menores...
¿No estoy loca, o sí?

23.3.06

Gabriela, sus luchas contra la hidra

"Lucas, sus luchas contra la hidra"
Un tal Lucas, de Julio Cortázar

Ahora que se va poniendo viejo se da cuenta de que no es fácil matarla.
Ser una hidra es fácil pero matarla no, porque si bien hay que matar a la hidra cortándole sus numerosas cabezas (de siete a nueve según los autores o bestiarios consultables), es preciso dejarle por lo menos una, puesto que la hidra es el mismo Lucas y lo que él quisiera es salir de la hidra pero quedarse en Lucas, pasar de lo poli a lo unicéfalo. Ahí te quiero ver, dice Lucas envidiándolo a Heracles que nunca tuvo tales problemas con la hidra y que después de entrarle a mandoble limpio la dejó como una vistosa fuente de la que brotaban siete o nueve juegos de sangre. Una cosa es matar a la hidra y otra ser esa hidra que alguna vez fue solamente Lucas y quisiera volver a serlo. Por ejemplo, le das un tajo en la cabeza que colecciona discos, y le das otro en la que invariablemente pone la pipa del lado izquierdo del escritorio y el vaso con los lápices de fieltro a la derecha y un poco atrás. Se trata ahora de apreciar los resultados.
Hm, algo se ha conseguido, dos cabezas menos ponen un tanto en crisis a las restantes, que agitadamente piensan y piensan frente al luctuoso fato. O sea: por un rato al menos deja de ser obsesiva esa necesidad urgente de completar la serie de los madrigales de Gesualdo, príncipe de Venosa (a Lucas le faltan dos discos de la serie, parece que están agotados y que no se reeditarán, y eso le estropea la presencia de los otros discos. Muera de limpio tajo la cabeza que así piensa y desea y carcome). Además es inquietantemente novedoso que al ir a tomar la pipa se descubra que no está en su sitio. Aprovechemos esta voluntad de desorden y tajo ahí nomás a esa cabeza amiga del encierro, del sillón de lectura al lado de la lámpara, del scotch a las seis y media con dos cubitos y poca soda, de los libros y revistas apilados por orden de prioridad.
Pero es muy difícil matar a la hidra y volver a Lucas, él lo siente ya en mitad de la cruenta batalla. Para empezar la está describiendo en una hoja de papel que sacó del segundo cajón de la derecha del escritorio, cuando en realidad hay papel a la vista y por todos lados, pero no señor, el ritual es ése y no hablemos de la lámpara extensible italiana cuatro posiciones cien vatios colocada cual grúa sobre obra en construcción y delicadísimamente equilibrada para que el haz de luz etcétera. Tajo fulgurante a esa cabeza escriba egipcio sentado. Una menos, uf. Lucas está acercándose a sí mismo, la cosa empieza a pintar bien.
Nunca llegará a saber cuántas cabezas le falta cortar porque suena el teléfono y es Claudine que habla de ir co-rrien-do al cine donde pasan una de Woody Allen. Por lo visto Lucas no ha cortado las cabezas en el orden ontológico que correspondía puesto que su primera reacción es no, de ninguna manera, Claudine hierve como un cangrejito del otro lado, Woody Allen Woody Allen, y Lucas nena, no me apurés si me querés sacar bueno, vos te pensás que yo puedo bajarme de esta pugna chorreante de plasma y factor Rhesus solamente porque a vos te da el Woody Woody, comprendé que hay valores y valores. Cuando del otro lado dejan caer el Annapurna en forma de receptor en la horquilla, Lucas comprende que le hubiera convenido matar primero la cabeza que ordena, acata y jerarquiza el tiempo, tal vez así todo se hubiera aflojado de golpe y entonces pipa Claudine lápices de fieltro Gesualdo en secuencias diferentes, y Woody Allen, claro. Ya es tarde, ya no Claudine, ya ni siquiera palabras para seguir contando la batalla puesto que no hay batalla, qué cabeza cortar si siempre quedará otra más autoritaria, es hora de contestar la correspondencia atrasada, dentro de diez minutos el scotch con sus hielitos y su sodita, es tan claro que le han vuelto a crecer, que no le sirvió de nada cortarlas. En el espejo del baño Lucas ve la hidra completa con sus bocas de brillantes sonrisas, todos los dientes afuera. Siete cabezas, una por cada década; para peor, la sospecha de que todavía pueden crecerle dos para conformar a ciertas autoridades en materia hídrica, eso siempre que haya salud.




Yo, al menos, tengo mis cabezas candidatas a ser cortadas... ¿Y tu?

16.3.06

Vamos!

Toy contenta contenta contenta...
feliz, feliz, feliz

Hay un par de detalles que quiero arreglar, que en verdad son más que detalles...

Pero toy feliz con lo que tengo en mi vida ahorita.
Tengo nuevo hogar santiaguino, un poco desordenado aún, pero no importa.
Tengo ramos que se ven bien... sólo hay uno que me molesta por ahora, aunque debo reconocer que no me he esforzado tampoco en comprender.
Tengo una linda familia, a la que quiero muchito muchito, y que he echado de menos, pero este finde planeo disfrutarla.
Y también, importantísimo, tengo un pololo increíble al que amo más que nunca y que me ama más que nunca.

Salvo aquello con lo que no estoy tranquila, nada podría estar mejor.

11.3.06

"L'Avventura"

Es el título de una película de Antonioni, que no tiene nada que ver con mi vida... ni siquiera la he visto, sólo algunos pedazos en mi clase de lenguaje cinematográfico el semestre pasado. Aunque quise verla... hice todo el intento, pero no pude completar la trilogía... no me la conseguí, asi q me tuve que conformar con "La notte" y "L'eclipse" para hacer mi trabajo final.

Bueno... independiente de eso, comienza la aventura, y como además me metí a un curso de italiano este semestre, quise escribirlo en italiano.

Tremenda introducción.. y fome. Ni ahí con borrarla, así que ya se la tragaron.

Pucha... como q no sé por donde partir... asi q me temo q este post se quedará como una mera introducción a algo que nunca fue.

Ahora tengo sueño... a lo mejor mañana se me courre.