Viaje al espacio

Fueron tres años de vivir con mis tíos en Santiago.

Fue una buena experiencia, no me quejo. Fueron siempre muy cariñosos conmigo. Habían ciertas cosas que me enervaban, otras que de seguro le molestaban a ellos de nuestra parte, pero nunca tuvimos peleas. Excepto una vez con la Mane, que creo que fue la única.

Pero siempre hubo una cierta incomodidad... por el hecho de no estar en mi casa, de que ellos tienen otras costumbres, de que uno tiene que aguantarse un poco las cosas que molestan y tratar de estorbar lo menos posible.

Por eso llegaba tarde a la casa y trataba de estar el menor tiempo posible. Por eso estaba casi todo el rato en mi pieza. Por eso me iba casi todos los fines de semana (que no me venía a Viña) a la casa de Antonio. Incluso creo que me siento mejor en su casa que en la de mis tíos. Allá siempre ha sido ellos por un lado y nosotros por otro. Siempre el canal de tele que el Diego quiere. Siempre la música bajita o con audífonos. Siempre salidas a comer mientras nosotros nos quedamos en la casa. Nunca preguntan. Nunca nos toman en cuenta.


Pero ya se acabó.

Ellos se cansaron antes que nosotros. O al menos se atrevieron a dar el primer paso antes que nosotros. Hablaron con mis papás. Necesitan su espacio. OK, nosotros también. No hay drama, buscaremos un departamento. Habrá que sacar plata de un árbol mágico y buscar algún lugar. Claro que en buen barrio, si no a mis padres les dará un infarto. "No mas abajo de Los Leones" dice mi hermana arrugando la nariz. Yo lo único que quiero es que quede cerca de un metro. Y tener mi espacio, claro. Porque ni aquí en Viña lo tengo.